jueves, 23 de septiembre de 2010
Bogotá es un lugar Crònica Esclavos de la soledad. Culpables: Tweeter y Facebook
Por Simona Marchetti
Traducción de Guillermo Angulo
Regresa la Generación Rigby, y ahora está tan sola como en los años 60, y más cercana a la personalidad de Eleanor Rigby, originaria del nombre (ese solitario personaje de la canción de los Beatles —que tiene un monumento en Liverpool— aparecido por primera vez en el disco Revolver de 1969); un verdadero himno a la soledad como condición existencial en el que las personas permanecen solas, aún estando vecinas las unas a las otras. Y culpable de este nuevo ‘Complejo Eleanor Rigby’ serían las llamadas redes sociales, como Facebook y Tweeter, que pueden llegar a convertirse en una verdadera obsesión que lleva a los jóvenes a cortar voluntariamente a amigos y parientes de sus vidas.
Los que han sonado la alarma han sido los expertos de la Fundación de la Salud Mental quienes, partiendo de argumentos científicos y basándose en un sondeo hecho entre 2.250 británicos, han encontrado una explicación para ciertas actitudes preocupantes de la ‘Sociedad solitaria’: un mundo aparte, en el que los jóvenes entre 18 y 25 años se muestran más expuestos a la soledad, en un porcentaje dos veces superior a los mayores de 55 que hasta hace poco se consideraban los más propensos a este riesgo. En la práctica, un muchacho de cada tres (el 31%) ha admitido que pasa demasiado tempo comunicándose vía Internet con personas con las que se debería ver en vivo. Pero «Internet no es la raíz del problema —según le ha querido precisar el doctor Andrew McCulloch al Daily Mail— aunque sin duda contribuye en gran parte a agravar la situación». Encontrar gente en Internet o hablar con ella por correo electrónico o chateando, no es comparable a tener una relación de verdad y, sobre todo, ese tipo de relación no permite obtener la misma reacción que se produciría al verse en vivo.
En resumen, la tendencia a recurrir a las redes sociales para entrar en contacto con el resto del mundo va en contravía del concepto tradicional de socialización, y eso es precisamente lo que va creando una generación Eleanor Rigby, en la que cada uno se vuelve esclavo de su propia soledad. Simon Lawton-Smith, responsable de la política de la Fundación de la Salud Mental, lo explica así: El contacto humano se nutre de cuerpo y mente, y la manera como estamos viviendo ahora es la prueba fehaciente de que cada vez estamos teniendo menos de estos contactos humanos. Internet puede ser fantástica para contactar a la gente que queremos, y que de pronto se ha mudado a otra parte del globo. Pero es necesario encontrar el equilibrio justo.
Y mientras un entrevistado de cada nueve ha confesado que se siente solo (con las mujeres en superioridad neta sobre los hombres), uno de cada tres se ha mostrado «demasiado avergonzado» para admitirlo. Pero no hay que pensar que el problema sea únicamente inglés. De un sondeo hecho en línea por la Asociación Europea de Molestias por Ataques de Pánico en 800 personas, entre los 20 y los 75 años, se evidenció que el computador se ha convertido en una especie de droga para el 70% de los italianos entrevistados, que lo usa mínimo dos horas al día (sin contar el tiempo que lo utiliza en el trabajo). Paolo Vinciguerra, presidente de Eurodao, dice en la presentación de la encuesta: «La sensación es la de que nos encontramos frente a personas completamente dependientes del computador, que hacen un uso excesivo del chat, de las redes sociales, de los mensajes cortos escritos y del correo electrónico, lo que puede generar comportamientos excesivos, ansia y depresión».
En Estados Unidos han acuñado el término ‘corumination’ (‘corrumiar’) para indicar la necesidad obsesiva de compartir cada uno de nuestros movimientos o pensamientos y que, a pesar de las relaciones que parecen numerosas desde el punto de vista numérico, produce la impresión de sentirnos menos solos. Pero en realidad no es así, porque se trata de contactos que no existen y son precisamente estas relaciones falsas las que sirven para mantener nuestra soledad. ¿Una solución? Controlar la permanencia cotidiana frente al computador y darse un día sabático, alejándose de toda tecnología.
Finalmente, Vinciguerra concluye: «El computador debe servir para establecer contactos que luego se conviertan en reales porque una máquina no puede —y no debe— sustituir a las personas».
Esta es la letra de la canción de los Beatles que le da nombre a la ‘Generación Rigby’.
Eleanor Rigby
Ah: miren a toda esa gente solitaria,
ah: miren a toda esa gente solitaria.
Eleanor Rigby recoge el arroz
en la iglesia donde se ha celebrado una boda.
Vive en un sueño,
esperando en la ventana con la expresión
que guarda junto a la puerta en un frasco.
¿Para quién?
¿De dónde viene
toda esta gente solitaria?
¿Adónde pertenece
toda esta gente solitaria?
El padre McKenzie escribe
un sermón que nadie va a escuchar.
Nadie se acerca.
Mírenlo, trabajando de noche,
cuando no hay nadie,
remendando sus calcetines.
¿Qué lo preocupa?
Eleanor Rigby
murió en la iglesia,
y fue enterrada junto con su nombre.
Nadie asistió.
El padre McKenzie
se aleja de la tumba
mientras sacude
la tierra de sus manos.
Nadie se salvó.
http://www.youtube.com/watch?v=3Dsz4dB6DuM
John Lennon/Paul McCartney
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario